Se conoce como bruxismo al hábito de rechinar o apretar los dientes en momentos que no corresponden a la masticación de los alimentos, con especial frecuencia durante el sueño nocturno.
La mayoría de los estudios reportan una incidencia entre un 5 y 20 por ciento en la población en general. Suele presentarse en los niños de entre 4 y 6 años, hasta alcanzar un pico entre los 7 y 10. Pero también en los adultos, entre los que el bruxismo responde más a un problema de estrés. En el caso de los niños, se cree que esto se debe, en parte, a la presencia mixta de los dientes de leche y permanentes, y tiende a disminuir con la edad, después que erupcionan las muelas permanentes y los dientes incisivos.
Sin embargo, puede persistir en la edad adulta. El “rechinar” o “apretar de dientes” generalmente ocurre en grado leve en la mayoría de las personas durante el sueño, formas severas se observan en aproximadamente 0,2 por ciento de adultos y en el 0,5 a 2 por ciento de niños y personas de edad.
Los registros estándar no bruxistas constataron un promedio de 260 contactos dentarios en 8 horas de sueño, mientras en los bruxistas se registraron 1200 a 12000 contactos en 8 horas de sueño.
Aunque la mayoría de los niños con bruxismo no tiene dolor ni molestias en la articulación de la mandíbula, en otros se observó dolor en la palpación de los músculos masticatorios, disfunción de la articulación de la mandíbula, dolores de cabeza recurrentes e hipersensibilidad en los dientes. En ciertos casos, esta patología se relaciona con el desarrollo de los niños, algunos rechinan los dientes porque las piezas superiores e inferiores no se encuentran alineadas de forma adecuada.